" A Dios y la Virgen rezando pero de noche y tras
bambalinas amanece entrepiernado con bellas prostitutas de alto costo en los
moteles de las afueras de Bogotá.
No hay que ser resentido social, comunista, ni mucho menos
terrorista, para dilucidar que en Colombia no hay garantías para el que piensa
diferente. La derecha burguesa propietaria de gruesos capitales, votos y
por supuesto las concesiones, es intocable. Desde los baños saunas el club el
Nogal en Bogotá, con un serrucho negocian el futuro de los colombianos.
"Si no matan destituyen". En Colombia hubo un gran Complot para
tumbar a Gustavo Petro Urrego de alguna forma, cuyo director es el Procurador
Alejandro Ordoñez, un hombre de talante moralista e hipócrita que hace honor a
la sociedad de hoy. Me gustaría que este acto de infamia le
costara la reelección a Juan Manuel Santos, otro de estos exponentes; allá los bobos de la FARC, que están pactando con
un presidente sin palabras, de fácil manipulación, pelele del capital y de los
caciques políticos. Las FARC saben que tienen a Santos agarrado por el inmundo
pescuezo, pues su caballo de combate es la paz de Colombia, pero si se paran de
la mesa en la Habana, su máxima estrategia política se caería
insoslayablemente.
Pero esta injusticia
contra Gustavo Petro va a provocar una movilización fuerte entorno a el voto en
Blanco y la realización de una constituyente. No hay duda que los afectados de
los privilegiados de Colombia, aquellos con licencia para consolidarse
ilegalmente en el poder que genera el capital y la falsa democracia en
Colombia; para comprar los siniestros jueces de la nación, superintendentes de
industria y comercio, directores de entidades gubernamentales de control; para
postular y remover presidentes de la república, los que contratan bajo la
perfección del crimen perfecto a sicarios todos los días para
acallar a todo aquel que se les escapa de su inmenso poder. No hay duda que en
Colombia habrá un remesón de las instituciones. Esta cerca, porque el pueblo ha
dado muestras de estar cansado; acto ya demostrado por las comunidades
campesinas alzadas que demostraron que no hubo fuerza pública capaz de
controlarlos y cuando entren a las propiedades de estos privilegiados a tomar
lo que le han arrebatado en vida digna, en futuro para su familia, en la
consolidación de su trabajo honesto, se darán cuenta que yo tenía la
razón. Simplemente nos cansamos.